La receta básica es la que he utilizado para las Rosquillas azucaradas, pero llevan además un baño de yema y un glaseado de naranja, son fáciles y muy rápidas de preparar.
INGREDIENTES( Para unas 25 Rosquillas)
- 2 Láminas de hojaldre ya estirado
- 5 c/s de mantequilla derretida
- 100 ml. de agua
- 100 gr. de Azúcar
- 4 Yemas
- 2 c/p de Zumo de naranja
- 100 grs. de Azúcar glass
c/p : cucharada de postre
ELABORACIÓN
Precalentamos el horno a 220º C y forramos la bandeja del horno con papel de hornear.
Estiramos una lámina de hojaldre, la pintamos con la mantequilla derretida y colocamos encima la otra lámina de hojaldre.
Cortamos la masa con un cortapastas redondo, y en el centro cortamos un
círculo más pequeño, para hacer el agujero de las rosquillas. Si no
tenemos cortapastas redondo, sirve un vaso o una taza, y para el agujero
yo he utilizado la boquilla de la manga pastelera.
Horneamos a 220º C durante 20 minutos o hasta que veamos que se van dorando.
Mientras las rosquillas se hornean, preparamos un almíbar, cociendo a
fuego lento durante 10 minutos el agua con el azúcar hasta que el
almíbar esté a punto de hebra suave, es decir que se forme un fino hilo
de almíbar al levantarlo con la cuchara de madera. Batir las 4 yemas de
huevo en un cuenco, y cuando el almíbar esté a punto de hebra suave,
retirar del fuego, volcar las yemas y remover para evitar que se peguen.
Cocemos a fuego medio 5 minutos hasta que las yemas espesen.
Sacamos las rosquillas del horno y cuando aún estén calientes, las
bañamos en la yema y las dejamos enfriar sobre una rejilla hasta que la
yema se vaya secando.
Mientras las rosquillas se enfrían, preparamos el glaseado de naranja, añadiendo el azúcar glass tamizado y poco a poco al zumo de naranja, hasta que tengamos una pasta fina que cubra el dorso de una cuchara.
Pasamos las rosquillas bañadas en yema por el glaseado y dejamos secar nuevamente sobre una rejilla.
Cuando el glaseado esté seco al tacto, estarán listas para degustar.
Mientras las rosquillas se enfrían, preparamos el glaseado de naranja, añadiendo el azúcar glass tamizado y poco a poco al zumo de naranja, hasta que tengamos una pasta fina que cubra el dorso de una cuchara.
Pasamos las rosquillas bañadas en yema por el glaseado y dejamos secar nuevamente sobre una rejilla.
Cuando el glaseado esté seco al tacto, estarán listas para degustar.
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